24 de julio de 2019

El viejito y la rana


Caminaba un viejito por el bosque cuando escuchó una débil voz a sus pies.

Se agachó y descubrió que quien le hablaba era una ranita:
"Soy una princesa hermosa, erótica y sensual, diestra en todos los placeres de la carne y el amor.
La reina mala, envidiosa de mis encantos, me convirtió en rana, pero sí me das un beso volveré a ser bella. Entonces te daré todos los goces y deleites que mi voluptuoso temperamento puede producir”.

"Sin decir nada, el viejito levantó la rana, se la echó al bolsillo y siguió muy campante su camino.

Desconcertada la ranita, de pronto, asomó la cabeza y le preguntó:
¿Qué?, ¿No me vas a besar?
¡¡Por supuesto que no!!, respondió el anciano.

"A mi edad es mucho más divertido tener una rana que habla, que una pinche vieja loca, insaciable y maniática sexual, que venga a trastocar mi feliz soledad y chingarme toda mi pensión... Ni madres!!!!!.

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